Iglesia de San Miguelito
Ubicada entre Pedro
Vallejo y Miguel Barragán
San Miguelito, mi barrio, mis recuerdos…
Hablar de mi lugar de antaño, recordar a mi barrio me
trae a la mente el recuerdo de gente buena, trabajadora y de bien. Es revivir
momentos y anécdotas agradables en las que muchas veces formamos parte la gente
de mi barrio.
Como
no hablar de mis paseos por el jardín en mi patín del diablo, mis hermanos
jugando canicas en la tierra. Saben, ese kiosco cobro algunas fracturas de
tobillo porque antes no tenía escalera como ahora. Juegos que ahora los niños
no conocen como la Rueda de San Miguel, A las estatuas de marfil, Juan
Pirulero, etc. Ir a ofrecer flores en el mes de María con nuestros vestidos
blancos y que para eso utilizaba el de mi Primera Comunión pero, el velo me lo
quemaron en la caminata hacía el altar por lo que después siempre utilizaba uno
pequeño y un día me recargue en un poste de esos que antes les ponían chapopote
para conservarlos y mi vestido se arruinó por completo por lo que terminaron
mis visitas a ofrecer flores.
Kiosco
El
colegio de mis hermanos
Aquel señor que vendía naranjas y que artísticamente las
pelaba en frente del colegio de mis hermanos. Yo creo que todos los vecinos
fuimos alguna vez a comer naranjas con chile a esa esquina del jardín.
Bueno es hablar de “Chenta”, su hermana y su mamá que vendían
enchiladitas pequeñas con un frijol, si solo un frijol cada enchiladita y
envueltas en papel de estraza y su buena cantidad de salsa, muy picosa por
cierto y por un peso solamente, nos daba un cono grande lleno.
Casa de "Chenta" |
Vienen a mi mente mis amigos Doña Esperanza y Don
Alejandro con sus trece hijos, buenos amigos todos y con un perro que a veces
me acompañaba a mi casa después de hacer la visita. Y que nacimientos hacia Dona Esperanza los
más grandes y bonitos del barrio,
admirados por todos ya que siempre estaban abiertas las ventanas de su casa
para verlos.
Bajarme del camión del colegio en casa de mi buena amiga
y compañera Bertha para comer tortillas con sal y manteca calientitas y que su mamá
hacia un chorizo mmm… delicioso eso si que fue bueno. Aunque poco salía a jugar
con mis amigas de chica pues a mi hermano el mayor después de que murió mi papá
no lo dejaba mucho pues decía que “a que teníamos que salir si en casa podíamos jugar”.
La verdad fue bueno eso de estar tiempo en casa ya que
aprendimos a cocinar, a realizar trabajos manuales y sobre todo a convivir como
hermanos ya que, verán hasta ver la tele juntos es bueno para la convivencia
familiar pues tienen que ponerse de acuerdo para ver que programa se va aunque
solo había tres canales.
También quisiera platicarles, que ya que la mayoría de la
familia vivía en la misma calle, acostumbrábamos ir a misa a la misma hora y bueno, el paseo con los primos de casa a la iglesia y
de regreso, fue divertido. Hasta el padre Marcelo, párroco de la Iglesia
acostumbraba comer en casa de uno de mis tíos.
Que les cuento de aquellos aguaceros y que se inundaban
las calles y nos poníamos las botas de bombero para ayudar a las señoras a
pasar la calle con una tablita y hacíamos barcos de papel periódico para ver
como navegaban y se hundían en el agua. Si,
no lo sabíamos pero estábamos contaminando el ambiente y tapando las
alcantarillas pues no solo lo hacíamos nosotros sino todos los niños del barrio,
que barbaridad!!!!
Comprar semillas por la tarde primero con Dona Cenobia y
después que murió a media cuadra vendía otra viejita también semillas y marinas
(tortillitas de cacahuate). Y los buenos
vecinos Don Alberto, Doña Nati y sus hijos, siempre al pendiente de los vecinos
y siempre ayudando.
Y la señora de al lado de mi casa que aunque vivía muy
pobrecita siempre ofrecía un plato de sopa. Ni hablar esa gente que piensa en
los demás y no le importa desprenderse de lo suyo para darlo. Aunque se enojara
la viejita que vivía con ella que nunca supimos si era su mamá, su abuela o su mamá
adoptiva. Vaya que si gritaba y se enojaba. Tenía una hija que decía que era
hija de un actor de películas de la revolución.
Y a pesar de que tenía un tío doctor teníamos que ir con
otro. Pero un doctor que aunque no era muy bueno el y su esposa eran buenas
personas y si no teníamos para la consulta no importaba, él te consultaba y hasta te regalaba la
medicina.
Los señores Zapata gente muy educada y buena que cuando
mi hermana era pequeña la señora le compraba trastecitos en el mercado para que
jugara. El señor Zapata, hombre alto y distinguido que solía pararse en la
puerta para tomar el sol cuando ya era viejo y se levantaba el sombrero cuando
pasabas por su casa para saludar.
Casa de la familia Zapata |
Ir a
platicar y a oír música por las tardes a casa de mi amiga Lupita que vivía en
Zamarripa y que tenía una buena colección de discos como tenía muchos hermanos
y hermanas grandes y buenos para las fiestas que nos gustaba observar para ver
bailar a los chavos.
Otro día les cuento un poco más sobre la gente buena que
vivía en mi barrio cuando yo fui niña.
Ahora ya más viejo el barrio y muchas de las gentes de
aquel entonces que murieron unas, que cambiaron su domicilio otras y pocas ya
muy pocas las que quedan. Porque esas casas que ahora ven viejas y descoloridas
en un su momento estaban en buenas condiciones.
Invito al lector a conocer mi barrio, que aunque no es el
de antes y el tràfico lo ha arruinado mas no deja de ser bonito. Para conocer
algo de las historia de mi barrio pueden consultar www.ciudadsanluis.com barrio de San Miguelito antiguo pueblo y
doctrina de los franciscanos.
La tarea ocupaba una materia didáctica, como no imparto
clase y para no caer en errores pensé en escribir sobre los valores, honradez y
buenas costumbres de la gente de mi barrio. Espero y les guste.